Prueba de que la detección electromagnética ha experimentado un auge sin precedentes en los últimos años, y no solo en España, es la aparición de numerosas falsificaciones que han afectado a las marcas más reconocidas. Este artículo tiene como objetivo ayudarle a entender las razones de este fenómeno, así como proporcionarle consejos para evitarlo si alguna vez decide comprar un detector de metales.
Orígenes
La primera marca que identificó esta tendencia fue Minelab, que asistió a una conferencia minera en la región para presentar sus productos. Como resultado, a pesar de un precio de 5000 euros, la demanda de los modelos GPX 4500, 4800 y 5000 se disparó, provocando en 2009 una escasez mundial de estos productos. El distribuidor en España confirmó haber vendido cientos de unidades. Posteriormente, Minelab priorizó la venta directa en África, lo que perjudicó a sus distribuidores en Europa. Aprovechando la escasez, fue durante este período cuando comenzaron a aparecer las primeras falsificaciones de los modelos GPX en el mercado africano y en internet. La falta de stock duró más de un año, hasta la segunda fiebre del oro en 2011 en Guinea y Malí. Una vez más, la demanda de los GPX fue muy alta, provocando otra escasez que se prolongó durante más de 18 meses. En esta ocasión, otra marca entró en escena: Teknetics. Los hispanohablantes de Guinea y Malí se dirigieron a España para obtener detectores, especialmente en 2012, cuando la inestabilidad en Malí dificultaba la compra de estos dispositivos. Los modelos T2 y G2 estuvieron agotados durante varios meses, como ya había ocurrido en 2010. Más tarde, en 2013, fue el turno de Chad, que se unió a la fiebre del oro. Los fabricantes establecieron redes de distribución en África similares a las del resto del mundo. Las ventas en Europa destinadas a África comenzaron a disminuir, incluso durante una nueva fiebre del oro en 2014, esta vez en Níger.
Las sucesivas escaseces de detectores de metales crearon una oportunidad para el mercado de falsificaciones. Naturalmente, las primeras máquinas copiadas fueron aquellas que eran más demandadas en África.
Los Minelab GPX
El GPX 4500 fue el primer modelo en ser falsificado. Estas copias fueron introducidas en África, obligando a Minelab a implementar costosas medidas para proteger a sus consumidores y permitirles verificar la autenticidad de sus productos. Sin embargo, cada nueva medida era contrarrestada por los falsificadores. Las etiquetas de seguridad evolucionaron hacia sistemas complejos de hologramas verificables mediante filtros. Después, se implementó un sistema de verificación por SMS para identificar las falsificaciones. No obstante, esto no impidió los fraudes, por lo que Minelab y otros fabricantes complementaron su arsenal con la cooperación de los servicios de aduanas y policía de ciertos países clave. La gran mayoría de las falsificaciones provienen de China. Estas varían mucho en precio y rendimiento, siendo las copias más logradas también las más caras. Una vez fabricada la falsificación, su principal destino era África, siendo Dubái el centro de distribución.
Así, en 2009, cuando la demanda de los GPX alcanzó su punto máximo, varias empresas de importación y exportación de Dubái solicitaron presupuestos para cientos de unidades. No es de extrañar que, en 2013, Minelab, en colaboración con las autoridades locales, desmantelara una red y confiscara más de 1,6 millones de dólares en falsificaciones de GPX. Las consecuencias para los compradores son desastrosas, ya que los productos falsificados no pueden detectar grandes objetos a más de 10 cm del disco en el mejor de los casos, lo que los hace inutilizables. Las pérdidas financieras son enormes para los buscadores de oro africanos, que son las principales víctimas de este tipo de estafas. Minelab extendió sus sistemas de seguridad a los modelos XTERRA 705 GOLD y EUREKA GOLD, lo que indica que nuevas falsificaciones podrían estar en circulación. No cabe duda de que el nuevo SDC 2003 también estará protegido.
Los Teknetics T2 y G2
Teknetics aprovechó la segunda fiebre del oro según lo confirmado por el sitio mejores-detectores.com. El modelo T² se convirtió en el detector de alta gama más vendido del mundo. Una vez más, se produjo una escasez de un año, y miles de detectores no pudieron ser entregados debido a la incapacidad de las fábricas para satisfacer la demanda. Por lo tanto, no es sorprendente que el segundo detector en ser falsificado fuera el T². En octubre de 2013, First Texas, que gestiona las marcas Teknetics, Fisher, Discovery y Bounty Hunter, desmanteló una red liderada por un sudanés y un sirio, confiscando más de 200.000 euros en falsificaciones de T². Al igual que con los GPX, algunas copias son burdas, pero otras son casi idénticas al original. Reconocerlas no siempre es fácil, aunque la mayoría son T² “verdes” que dejaron de comercializarse en 2011. En 2013 también comenzaron a aparecer falsificaciones del modelo G2 en el mercado.
Teknetics también desarrolló sistemas de verificación de autenticidad. Su director reconoció que las pérdidas ascienden a cientos de miles de dólares anuales. En un momento, en 2012, cuando los modelos GPX y T² estaban agotados, algunos buscadores de oro malienses recurrieron a antiguos White’s GMT. Cuando estos también se agotaron, empezaron a aparecer falsificaciones de estos modelos. Esto refleja un aspecto crucial: la demanda influye directamente en qué máquinas son falsificadas. Solo los productos más vendidos y las marcas más importantes (Garrett, First Texas/Teknetics, Minelab) son copiados.
Los ACE 250 y Propointer
En 2012, un cliente nos contactó tras haber sido víctima de una estafa en un sitio de ventas en línea en España. Este sitio, no especializado en la venta de detectores, ofrecía Garrett ACE 250 a precios increíblemente bajos. Mezclaba fotos del producto auténtico con imágenes de la falsificación. El engaño era evidente. Recomendamos al comprador que devolviera el producto, solicitara el reembolso e informara inmediatamente a las autoridades de protección al consumidor. Los ACE 250 fueron, de 2007 a 2012, los dispositivos más vendidos en España, por lo que es completamente normal que aparezcan falsificaciones. En este caso específico, son fáciles de identificar.
El otro producto estrella de la marca, el Propointer, también ha sido falsificado. Es muy fácil encontrar estas copias en sitios que exportan productos chinos. Lo más sorprendente es que uno de nuestros lectores fue víctima de una falsificación comprada a un vendedor español con tienda física.
¡Cuando las grandes marcas se enfrentan entre sí!
El Velox nos ha parecido muy similar al Goldmaxx de XP lanzado hace 15 años; lo mismo ocurre con el Racer de Nokta, cuyos sonidos, configuraciones e incluso la posición del altavoz recuerdan claramente a los T2/F75 de First Texas. A finales de 2016, observamos con asombro los primeros enfrentamientos entre fabricantes basados en violaciones de propiedad intelectual.
De hecho, la empresa First Texas, víctima frecuente de falsificaciones con su modelo T2, demandó a la empresa Deteknix. Según ellos, el Quest sería una copia del T2 y/o F75. Es cuestionable que algunas tiendas en España comercialicen esta máquina y la presenten en ferias; cualquier profesional que se precie se da cuenta de que el Quest es una burda copia del T2: mismos sonidos, mismas configuraciones, etc.
Posteriormente, fue el turno de Minelab de demandar a XP y a su distribuidor estadounidense por violación de patentes. Los tribunales involucrados están en Estados Unidos, lo que implica procedimientos costosos pero que podrían resultar muy lucrativos, considerando las altas indemnizaciones que suelen otorgar los jueces estadounidenses en este tipo de casos.
¿Y en España, estamos realmente a salvo?
La llegada al mercado en 2013 de copias de detectores de uso general como los Garrett demuestra que la falsificación de detectores se está convirtiendo en un fenómeno duradero y que ya no está vinculada únicamente a episodios de alta demanda en ciertas regiones del mundo, como África. Nuevos mercados enormes y aún no estructurados, como China, India o América del Sur, están comenzando a emerger. Esto obliga a los principales fabricantes, como Garrett, Teknetics y Minelab, a implementar costosas medidas para limitar el fraude. Sin embargo, el desafío sigue siendo enorme.